Purificadores de aire en casas y comercios: ¿pueden ser útiles contra el coronavirus?

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Purificadores de aire en casas y comercios: ¿pueden ser útiles contra el coronavirus?

El coronavirus ha cambiado nuestras vidas de tantas maneras y en tantos aspectos que las dudas en relación con la enfermedad que provoca y las posibles medidas de prevención que se pueden tomar siguen siendo muchas. Entre estas últimas, una que se menciona mucho es la relacionada con la posible ayuda que pueden brindar los purificadores de aire para evitar la propagación del virus. ¿Sirven o no?

Hasta el momento, no hay estudios específicos que determinen el grado de eficacia de los purificadores de aire para prevenir la transmisión del coronavirus. No obstante, varios organismos se han expedido al respecto -en parte, basados en trabajos científicos que analizan el comportamiento de otros virus, como la influenza- y han señalado que, en ciertas circunstancias, el uso de purificadores puede ayudar en la lucha con la enfermedad.

“Se pueden usar como un complemento de otras medidas, pero en ningún caso pueden sustituirlas”, explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Se sabe que las partículas de coronavirus pueden subsistir hasta tres horas en el aire, pero no es esa la única ni la principal vía de contagio: el virus también contamina superficies, y estas no pueden ser limpiadas por ningún purificador de aire.

En consecuencia, estos dispositivos no pueden eliminar en su totalidad las partículas del virus en espacios cerrados. Es por ello que el uso de un purificador no puede sustituir las demás medidas de seguridad. No solo eso: el texto de la OCU añade que se debe “tener cuidado de la falsa sensación de seguridad” que tales dispositivos pueden generar.

La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) también apunta que, por sí solo, un purificador de aire no es suficiente para protegerse del virus. Pero especifica que, como “pueden ayudar a reducir los contaminantes en el aire, incluso en el hogar o en espacios cerrados”, sí que “pueden formar parte de un plan” para evitar el contagio.

Tipos de purificadores y su eficacia

Existen varios tipos de purificadores de aire, cada uno de los cuales trabajan con una tecnología diferente. Los más apropiados para “formar parte del plan” contra el contagio del coronavirus son los que utilizan filtros de alta eficiencia para partículas de aire, conocidos como HEPA, por sus siglas en inglés.

Estos filtros retienen las partículas del virus, pese a que existe en algunos ámbitos la creencia de que no pueden hacerlo; estudios recientes se han propuesto erradicar ese mito. Dada su eficacia, los filtros HEPA son utilizados en los equipos de aire acondicionado de los hospitales y otros centros sanitarios y en aviones, y es posible que una futura normativa obligue a contar con ellos también a bares, restaurantes, locales comerciales y otros espacios públicos.

Otros purificadores, en cambio, utilizan otros sistemas. En lugar de retener dentro de su mecanismo los elementos nocivos (no solo coronavirus, por supuesto, sino también bacterias, moho, químicos y otras sustancias), lo que hacen es lanzar al aire unas partículas llamadas iones. Estos iones tienen una carga eléctrica negativa (se llaman aniones) y, debido a ello, atraen a otras partículas que a su vez tienen una carga positiva (cationes) y que son, precisamente, las contaminantes.

Cuando un anión “captura” a un catión, la unión de ambos cae por su propio peso y se deposita en alguna superficie. Este sistema es llamado de ionización (o de ionización negativa). El problema de este sistema es evidente: la partícula nociva -en este caso, la de coronavirus- no es retenida en filtro alguno, sino que queda en el suelo, en la pared, en un mueble, etc. El riesgo sigue presente.

Tampoco son recomendables los purificadores de aire con generador de ozono, cuyo funcionamiento se basa precisamente en la liberación de ozono en el ambiente que se pretende purificar. Diversos estudios han demostrado que no son ni eficaces ni seguras: las partículas nocivas no se eliminan, y que incluso el propio ozono, inhalado por las personas en esos espacios, puede resultar perjudicial. Es decir, el uso de estos aparatos puede ser contraproducente.

Por su parte, los purificadores de aire con tecnología UV (ultravioleta) también son efectivos. Muchos modelos de estos equipos cuentan también con un filtro, que retiene las partículas, y luego la luz ultravioleta destruye los microorganismos. El problema con estos dispositivos es que, en general, tienen un precio mayor.

Para limpiar el aire, lo mejor es ventilar

Un informe de la organización Consumer Reports, con sede en Estados Unidos, coincide en que los purificadores no ofrecen demasiada protección en la mayoría de los casos, dado que el coronavirus se contagia de otras formas, además de por su presencia en el aire. Destaca, de todas formas, que en los hogares y espacios cerrados donde haya una persona infectada con el virus, estos dispositivos pueden ayudar a proteger a sus familiares, cuidadores u otras personas que se encuentren allí. Y también puede ser útil en las casas de trabajadores de la salud, que a menudo están en contacto con personas enfermas.

Pero tanto ese organismo como otros especialistas enfatizan que la medida más sencilla para “limpiar” el aire es gratuita (y más amable con el medioambiente): ventilar los espacios cerrados, abriendo las ventanas al menos diez minutos dos veces por día. De hecho, los beneficios de airear de forma natural los espacios interiores no se limitan a sus efectos contra los virus, sino que también ayuda a eliminar partículas de suciedad en suspensión (como polvo, ácaros, polen, pelo humano y de las mascotas), sustancias químicas (productos de limpieza, vapores, humo) y otros agentes biológicos (bacterias, hongos, moho y otros microorganismos).

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